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©Emmanuel Bouhana

yibuti

Las pistas de sal

En français/In English

El problema en Yibuti no es que hace a menudo 45 grados a la sombra. El problema es que no hay sombra.

Primera noche al lado del lago Abbe que se sitúa sobre la frontera entre Etiopía y Yibuti, con su chimeneas calcáreas y sus fuentes calientes. Hay flamencos en la costa del lago por la mañana y echan a volar cuando nos acercamos.
El trek comenza al día siguiente, cerca del lago Assal. Este lago, 155 metros bajo el nivel del mar, es el lugar mas bajo del continente africano. Es un resto del Golfo de Adén que está separado por el volcán Ardoukoba. Es diez veces mas salado que el mar y una orilla es un banco de sal.
Con nuestros guías Hussein, Hassan y Abou, y con dromedarios también, nos vamos el lago durante un día sin sombra y caminamos hasta la noche a dirección del norte, sobre maleza abrazadora. Ando con el álbum Master of Puppets; por el calor y los riffs hoscos de Metallica mi mente divaga hacia imágenes de las montañas de la locura de Lovecraft que estoy leyendo.

Habriamos debido llegar los Alolls en algunos días; por desgracia, al día siguiente militares yibutianos nos obligan a dar media vuelta. Sin razón aparente: otros grupos de trekking no tuvieron nunca el mismo problema y nuestros guía dicen que la continuación del camino está completamente segura. No puede ser que los militares no tuvieran nada más que hacer, su decisión fue solamente para molestarnos porque fue el fruto de estúpidas rivalidades étnicas. Todo el mundo sabe que los militares son perfectamente competentes y siguen ordenes racionales para servir y proteger a la población.
Volvemos al lago Assal con un otro itinerario y un nuevo día interminable de horno (y un paso que se llama oportunamente la madrugada del infierno) que se termina en un campamento improvisado, en razón de la noche. Bebimos siete litros de agua cada día y meamos cada otro día. Coca-cola fresco, que es habitualmente infecto en Europa, corre aqui a raudales. Muchas gracias a la agencia Safar que organiza nuestro viaje: tuvieron improvisar un nuevo itinerario con todas las consecuencias logísticas: coches, dromedarios, provisiones… Sobre nosotros, toda nuestra energía es solamente para caminar.

Después Assia, la cocinera, nos deja pero tenemos el recuerdo de su suculentos pinchos de mero con mostaza. Los días después hace menos calor por que tomamos altura y estamos en lugares con mas vegetación: la selva del Daï, y después uadis en dirección de los pueblos de Bankoualé y Ardo. Una mañana visitamos una escuela y jugamos con los niños. En Bankoualé Hassan llega con su guitarra y canta algunas canciones… al fin llegamos a la carretera de Tadjoura.
En Tadjoura vamos a nadar en el mar: el agua es caliente y tranquila, es muy agradable. Después de dos dias, volvemos a la capital; damos una vuelta en la ciudad y encontramos el director de la oficina de turismo de Yibuti. Nos presenta sus disculpas en razón del disgusto durante nuestro trekking y nos da un regalo: estatuillas que simbolizan amistad, hospitalidad y paz. Y después nos vamos al aeropuerto para el avion de vuelta.

¿Que recordar? La amabilidad y la hospitalidad de las gente que hemos encontrado, y nuestros guias y conductores quien se han desvivido por nosotros.

Pero no es todos.

En vísperas del último dia, nos vamos a la tarde para caminar en el cráter de Ardoukoba, entre el mar el lago Assal. Este cráter es el punto de partida del Gran Valle del Rift africano y es un lugar magnifico con acantilados de color rojo oscuro, arena clara y rocas volcánicas negras.
Cuando atravesamos el crater, veo un montón de ropas que es parcialmente enterrado en la arena, al pie de una roca. Pero hay mas que las ropas. Hay una forma que parece familiar. Voy mas cerca y la reconozco. Veo sólo su pierna izquierda, que es parcial descarnada, con un tez ceroso. No estoy muy afectado. Lo que salta a mi vista es que parece mucho como los alpinistas muertos sobre el Everest. Oigo Abou detrás de mi: « ¡No lo mires! Son clandestinos que pasan por aquí para ir en dirección a Yibuti, pero no conocen aquí y no tienen bastante agua… »
Abou dice que este cadáver está aquí desde hace ocho meses aproximadamente. Hay otro un poco más lejos, en una pose grotesca.

Es difícil de darse cuenta que estos hombres han muerto después que han comprendido que no llegarán a Yibuti y que no verán sus familias.
Es lamentable ver que nadie hace nada por una sepultura para ellos.
Es doloroso, una vez que estamos de vuelta en Europa, constatar que nadie habla de ellos.
Es imposible olvidar.

Gracias Ahmed, Hussein, Hassan, Abou, Kamil, Assia, Abdallah, por vuestra acogida y todos que habéis hecho por nosotros.

[Diaporama]
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